Para ejercer la docencia en la modalidad de educación para  personas jóvenes y adultas se requiere dominar algunos  campos del conocimiento más específicos para hacer una tarea más efectiva. En este sentido, una disciplina interesante  es la andragogía, que es un proceso que actúa sobre el humano a lo largo de su historia, porque su naturaleza permite que pueda continuar aprendiendo durante toda su vida sin importar su edad cronológica y comprender  la diversidad cultural que se expresa en la sala  de clases y cómo el docente puede realizar su tarea de educador desde esa comprensión especializada.

         

          Nuestro Profesor es un educador que conoce al adulto que aprende, y es capaz de crear ambientes educativos propicios para el aprendizaje.  En su función  más amplia, es quien debe propiciar la relación de ayuda educativa al adulto y un facilitador de procesos para construir aprendizajes significativos.

 

       

        Es así como en nuestro docente es indispensable  el conocimiento sobre las estrategias didácticas más pertinentes para enseñar a sujetos que han dejado atrás las etapas juveniles para asumir responsabilidades de adultos, aunque se tenga una edad cronológica más reducida; Por ello debe entender y conocer en profundidad el dilema de cómo aprenden las personas adultas, si las condiciones y los paradigmas son similares a los de infantes y adolescentes o no; en síntesis: cuáles son las especificidades en este campo.